La inseminación intrauterina (IUI)

La inseminación intrauterina (IUI) representa un tratamiento avanzado de fertilidad destinado a ayudar a individuos y parejas que luchan con ciertas formas de infertilidad para lograr un embarazo. Este método contrasta con la fertilización in vitro (IVF), un proceso donde la fertilización del óvulo ocurre externamente, en un ambiente de laboratorio controlado.

Con la IUI, el paso crítico de la fertilización sucede internamente, dentro del útero, facilitado por la introducción médica de esperma, evitando los métodos naturales de entrada del esperma.

La IUI se distingue de la IVF al no asegurar que la fertilización se logre después del procedimiento. La introducción de esperma en el útero simplemente mejora el potencial para la fertilización; no garantiza que resultará en un embarazo.

La elección entre usar esperma de una pareja o esperma de donante ofrece flexibilidad al abordar varios escenarios de infertilidad a través de la IUI.

Razones clave para seleccionar la IUI como una opción de tratamiento incluyen:

  • Desafíos relacionados con la calidad del esperma, como movilidad disminuida, integridad espermática subóptima o conteos más bajos de esperma.
  • Dificultades con la eyaculación.
  • Problemas de infertilidad relacionados con el cuello uterino, donde existen barreras para la movilidad del esperma, como la presencia de anticuerpos anti-esperma en el moco cervical o cicatrices en el cuello uterino.
  • Casos de infertilidad inexplicada. Además, la IUI sirve como una estrategia para la concepción utilizando esperma de donante, especialmente en situaciones donde una mujer sana busca un embarazo sin un compañero masculino.

Sin embargo, la IUI puede no ser adecuada bajo ciertas condiciones, tales como:

  • Problemas significativos de las trompas de Falopio que afectan su funcionalidad.
  • Instancias moderadas a severas de endometriosis. Un prerrequisito para considerar la IUI incluye tener al menos una trompa de Falopio abierta y funcional y un conteo de esperma que exceda los 5 millones de espermatozoides por mililitro de semen. Si estos criterios no se cumplen, se podrían explorar otros tratamientos de fertilidad.

El proceso de IUI comienza con una evaluación completa de la pareja. El momento es crítico, con el procedimiento idealmente llevándose a cabo entre los días 12 y 16 del ciclo menstrual de la mujer, dependiendo de si se alinea con un ciclo natural o uno estimulado por el desarrollo folicular a través del tratamiento hormonal.

Se recomienda a los hombres abstenerse de eyacular de 2 a 5 días antes del procedimiento de IUI para optimizar la calidad del esperma.

Los pasos clave en el proceso de IUI incluyen:

  • Recolección de esperma, típicamente fuera de la actividad sexual, el día del procedimiento.
  • Procesamiento de esperma en laboratorio para aislar los espermatozoides más viables, que luego se cargan en un catéter especializado.
  • El catéter se utiliza para introducir el esperma directamente en el útero.

Después del procedimiento, el proceso para la fertilización potencial refleja la concepción natural, requiriendo que el esperma navegue hacia el óvulo dentro de la trompa de Falopio. La fertilización exitosa y la posterior implantación del embrión dentro del útero marcan el éxito del procedimiento, con la confirmación del embarazo siguiendo un ciclo menstrual retrasado.

La eficacia de la IUI es variable, con intentos iniciales mostrando una tasa de éxito del 10 al 15%, disminuyendo a 6-8% en intentos posteriores. El fracaso después de varios intentos a menudo lleva a considerar la IVF, que aumenta significativamente la probabilidad de embarazo al implantar un embrión pre-fertilizado en el útero.

Los beneficios de la IUI residen en su imitación de los procesos naturales de concepción, la simplicidad del procedimiento que requiere mínima o ninguna medicación, y su asequibilidad en comparación con la IVF. Sus desventajas incluyen una tasa de éxito más baja en relación con otras tecnologías de fertilidad y la ausencia de cribado de salud del embrión, por lo tanto, manteniendo los niveles de riesgo de concepción natural para trastornos del desarrollo.

Mejorar las posibilidades de éxito con la IUI puede incluir cambios en el estilo de vida destinados a promover la salud general. Las recomendaciones implican dejar de usar tabaco y alcohol, lograr y mantener un peso corporal óptimo para apoyar el equilibrio hormonal y la fertilidad, y adoptar prácticas de manejo del estrés para reducir el impacto negativo en la salud reproductiva. Además, en algunos casos donde la IUI no produce el resultado deseado, o hay contraindicaciones médicas para el embarazo en la mujer, las parejas pueden considerar la subrogación como un camino alternativo hacia la paternidad. La subrogación implica contratar a una madre sustituta que lleva y da a luz a un niño en nombre de otra pareja o individuo, destacando la importancia de un estilo de vida equilibrado y un descanso adecuado para todos los participantes en el proceso.