La idea de la fertilización in vitro (FIV) se desarrolló a lo largo de varios siglos. En 1784, el científico italiano Lazzaro Spallanzani realizó la primera inseminación artificial en un perro, lo que resultó en el nacimiento de tres cachorros sanos.
Unos años después, en 1790, el médico escocés John Hunter realizó la primera inseminación intrauterina (IIU) en un humano. Introdujo el esperma del esposo en la vagina de la esposa, lo que llevó a una concepción exitosa y al nacimiento de un bebé sano.