Soporte de progesterona durante el ciclo de FIV

La progesterona juega un papel central en el proceso de FIV (Fertilización In Vitro), estrechamente ligado a las fases esenciales del ciclo menstrual natural de una mujer, que son críticas para el desarrollo y maduración del óvulo:

  1. Fase de crecimiento folicular
  2. Ovulación
  3. Fase lútea

La fase de crecimiento folicular comienza cuando las hormonas de la glándula pituitaria inician el desarrollo de múltiples folículos en los ovarios, cada uno envolviendo un óvulo inmaduro. Un folículo primario emerge, madura más mientras que los restantes retroceden, y los niveles de estrógeno aumentan, preparando el revestimiento del útero (endometrio) para una posible implantación del embrión.

La ovulación marca una transición clave a la fase lútea, con el folículo líder liberando un óvulo maduro debido a un pico en la hormona luteinizante (LH). Este óvulo luego se mueve hacia la trompa de Falopio, donde puede encontrarse con el esperma y ocurrir la fertilización, marcando una ventana crítica de fertilidad gobernada por una compleja danza de hormonas y biología reproductiva.

La fase lútea sigue a la ovulación, durante la cual el folículo restante se convierte en el cuerpo lúteo, secretando progesterona (y algo de estrógeno) para espesar el endometrio, optimizándolo para la recepción del embrión. Sin embarazo, los niveles de progesterona caen, llevando a la menstruación. Si ocurre un embarazo, el cuerpo lúteo funciona hasta que la placenta toma el relevo en la producción de hormonas.

En la FIV, los folículos se extraen directamente de los ovarios, eludiendo el desarrollo natural del cuerpo lúteo. Esto requiere progesterona externa para preparar el endometrio para la implantación y apoyar el embarazo temprano, ya que el proceso natural de preparación del endometrio está interrumpido.

Por lo tanto, la suplementación con progesterona es crucial y emula la función del cuerpo lúteo para asegurar que el endometrio esté listo para el embarazo. Este soporte es vital para la implantación del embrión y las etapas tempranas del embarazo, aumentando significativamente las posibilidades de un resultado exitoso del embarazo después de la FIV. La suplementación generalmente se extiende hasta la semana 12-14 del embarazo, hasta que la placenta es completamente capaz de producir hormonas de manera independiente. El papel integral de la progesterona en la FIV, especialmente en esquemas de maternidad subrogada prevalentes en lugares como Chipre, subraya su importancia para establecer las mejores condiciones para el desarrollo del embrión y un embarazo exitoso.

Perspectivas clave:

  • Necesidad de progesterona para la FIV: Los estudios indican que una alta dosis de progesterona transvaginal de 1200 mg/día mejora las tasas de embarazo y nacimientos vivos, con efectos secundarios mínimos.
  • Rol de la progesterona en el apoyo al embrión: Provoca cambios cruciales en el revestimiento uterino, esenciales para la implantación del embrión, modula la respuesta inmunitaria de la madre para prevenir el rechazo del embrión y reduce las contracciones uterinas.
  • Impacto en la calidad del óvulo: Existe una conexión directa entre la calidad del óvulo y los niveles de progesterona, con óvulos más saludables que llevan a una mayor producción de progesterona por parte del cuerpo lúteo.
  • Inicio del soporte de progesterona en la FIV: Se recomienda comenzar el soporte de progesterona dos días después de la recolección de óvulos, continuándolo hasta la prueba de embarazo aproximadamente dos semanas después de la recolección de óvulos.
  • Preocupaciones sobre la progesterona alta: Niveles elevados de progesterona pueden disminuir las tasas de implantación, con estudios que muestran un aumento en la metilación del ADN endometrial en tales casos.